martes, 16 de octubre de 2012

Tributo a las espinas: Respuesta a Sor Filotea de la Cruz


Sor Juana plantea la interdisciplinariedad del saber, donde cada ciencia y arte nos acerca a la “Ciencia en que se incluyen todas las ciencias” que sería la Teología. La comprensión, para Sor Juana, no se puede limitar a una rama de pensamiento, pues todas las disciplinas son parte del mismo conocimiento y de él provienen.



Tributo a las espinas:
Respuesta a Sor Filotea de la Cruz


Oyó secretos de Dios, que al hombre no le es lícito hablar.
II Corintios, XII, 4

Me dijo que no era el primero en nacer en la religión.
Lo que sucedía es que los pobladores mataban de inmediato
a los ejemplares aparecidos con esas características.
El Gran Vidrio. Mario Bellatín


Sor Juana Inés de la Cruz escribe el primero de marzo de 1691 una carta en respuesta al prólogo hecho por Sor Filotea de la Cruz (seudónimo que utiliza el obispo de Puebla Manuel Fernández de Santa Cruz) a la publicación de la Carta Atenagórica1, esa carta sigue siendo un espacio de discusión e intriga, un texto generador de textos, una respuesta, la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz.

Se ha conjeturado mucho sobre cuál es el género de la respuesta, sin duda nadie cuestiona su pertenencia a la rama epistolar, pero los diversos discursos que engarza nos introducen en un terreno incierto, donde las coordenadas difieren. Perelmuter Pérez hace un lúcido análisis retórico de la Respuesta de donde concluye que su estructura es una lograda defensa forense (148); nosotros absueltos de la retórica, nos inclinamos por los pasadizos del texto, los lugares comunes, las metáforas punzantes, los silencios o las menciones del silencio,  el telar de ideas, para decir, que la Respuesta podría ser considerada un ensayo en la acepción moderna del término2. Sin embargo, no queremos implicar en absoluto, que Sor Juana lo haya pensado así, pero el desarrollo de sus planteamientos es tan agudo, que nada nos podría acercar más a esta imagen, a este essai. ¿Qué es un ensayo sino la profusión de ideas que conversan y guardan en sus silencios arte? ¿Qué es, sino, la Respuesta?    

Durante el recorrido de la Respuesta encontramos dos líneas de pensamiento que se interrelacionan constantes y se enfrentan, como dos espejos opuestos. En palabras de Borges: “bastan dos espejos opuestos para construir un laberinto” (1980: 43), el laberinto en el texto de Sor Juana está habitado por el silencio3 entre cada espejo, como llamaremos a sus dos temáticas. Estas líneas de pensamiento que se interrelacionan son poder-persecución- miedo y conocimiento-libertad.

Ya en el inicio de la carta, Sor Juana las delimita al decir: “que al llegar a mis manos impresa la carta que vuestra propiedad llamó Atenagórica, prorrumpí… en lágrimas de confusión, porque me pareció que vuestro favor  no era más que una reconvención que Dios hace a lo mal que le correspondo; y que como a otros corrige con castigos, a mi me quiere reducir a fuerza de beneficios” (828). En estas líneas Sor Juana delata la primera incongruencia y con esta nos muestra que sus palabras están condicionadas por trampas en las que no quiere caer y por eso recurre al silencio “de manera que aquellas cosas que no se pueden decir, es menester decir siquiera que no se pueden decir” (ibidem). Estos dos pasajes son importantes, porque son la apertura de sus ejes sustanciales. Por un lado sabemos que Sor Juana plantea en la Carta Atenagórica que la mayor fineza de Cristo “son los beneficios que nos deja de hacer por nuestra ingratitud… pues deja Dios de ser liberal –que es propia condición suya-, porque nosotros no seamos ingratos –que es propio retorno nuestro-; y quiere más parecer escaso, para que los hombres no sean peores,…  antepone el aprovechamiento de los hombres a su propia opinión y a su propio natural” (825). Al Dios hacernos favores, nos hace un mal porque el hombre los pone en contra suya, por lo que al decir  Sor Juana Inés que a ella la quiere reducir “a fuerza de beneficios”, está diciendo que Dios le hace beneficios que se van a tornar en contra suyo, que el favor del obispo es un beneficio de Dios por su ingratitud, y que por lo tanto, va a ser negativo para ella. Entonces, aparece el temor de Sor Juana a ser perseguida reflejado en sus lágrimas de “confusión”; el poder del obispo al publicar la carta sin el consentimiento de Sor Juana y al prologar su obra y titularla; el reconocimiento del mismo al aceptar que la carta está escrita por una inteligencia superior de ahí el nombre de Atenagórica que deriva de la diosa Atenas, diosa de la sabiduría, y el tópico de la libertad en el contenido de la carta. Todo el desarrollo de la Respuesta se reflejará en estos dos espejos y el espacio que los separa y los une a la vez, el silencio.

La personificación más hermosa del silencio4 en la Respuesta será la que Sor Juana traza con estas palabras: “el callar no es no haber que decir, sino no caber en las voces lo mucho que hay que decir” (828), primera idea subversiva que presenta al silencio como la potencialidad de la palabra, calificando a la voz de insuficiente para el lenguaje. En Sor Juana el silencio es vastedad, no escasez o ausencia, es sabiduría no necedad, es la descentralización de poder; es, sin duda, libertad; esta libertad que la defiende contra el Santo Oficio. Por eso se ausenta de palabra en las Sagradas Letras, su silencio es un arma, y lo ha usado hasta ahora, pero la irrupción de su pensamiento en la Carta Atenagórica la vuelve,  nos vuelve, a localizar en el pasadizo del miedo, “soy ignorante y tiemblo de decir alguna proposición mal sonante o torcer la genuina inteligencia de algún lugar” (829). Es clara la alusión al padre Antonio de Vieyra5, el propietario del sermón que Sor Juana crítica y desmantela y la referencia a la iglesia. Sor Juana está muy conciente de las dinámicas  eclesiásticas, ella sabe (Elias Canetti explica que la iglesia funciona como un fenómeno de masa6) que “mientras realice funciones despreocupadas se le dejará hacer, pero no bien se haga notar comenzará a ser odiada y temida” (Canetti: 15).

Entonces Sor Juana Inés de la Cruz nos vuelve a ubicar en el espejo del estudio, diciendo: “Yo no estudio para escribir, ni menos para enseñar… sino sólo estudio por ver si con estudiar ignoro menos”. Esta imagen es fundamental porque va a plantear uno de los móviles más importantes para descubrir a Sor Juana, el estudio por el estudio mismo, no como un medio, sino como un permanente fin, como un desentramado de rutas que la conducen al acto mismo del descubrimiento. Para ella el universo es un misterio, un laberinto que la rebasa, considerando aún más la época del siglo XVII7 de la que forma parte, donde los paradigmas se están empezando a romper, donde nuevas ideas están apareciendo, donde sucede un Giordano Bruno y un Athanasius Kircher, el conocimiento es una sed, es una necesidad, es una forma de confrontar y habitar a la vez el mundo. En ese mundo, Sor Juana encarna las palabras de San Pablo y los asusta a todos: “Las cosas más locas escogió Dios para confundir a los sabios; Y las cosas flacas del mundo escogió Dios para confundir a los fuertes; y las cosas viles y despreciables del mundo escogió Dios, Y aquellas que no son para destruir las que son, para que ningún hombre se jacte delante de Él”8 (I Corintios, 27-29).      

 Este miedo que produce Sor Juana, se refleja en ella misma; sin embargo, su temor es menos intenso que su avidez por conocer: “Desde que me rayó la primera luz de la razón, fue tan vehemente y poderosa la inclinación a las letras, que ni ajenas reprensiones…, ni propias reflejas…, han bastado a que deje de seguir este natural impulso que Dios puso en mí” (Juana Inés de la Cruz 830). Como la imagen de Ícaro, (usada por ella misma en el Primero Sueño, pero también por otros como Bruno o Quevedo, y que apareció en los emblemas de la época para representar al temerario), Sor Juana se acerca al sol con sus alas de cera a pesar de saber que caerán como sus lágrimas al impacto con la luz. Esta posición de Sor Juana es la primera en la que enfrenta los espejos y demuestra el poderío del conocimiento y la libertad, sobre el temor, la persecución, el poder.

Sabiendo de antemano que le es vedado conocer, ella elabora una validación del acto del estudio para la mujer, en el que se inscribe, no porque piense en la flexibilidad de su interlocutor sino para auto-reconocerse intelectual (en Sor Juana su sexo es un conflicto en cuanto refiere a las prohibiciones que lo cobijan), la Respuesta se convierte entonces en una respuesta a la posteridad donde lo que se busca es la restitución. La restitución como explica Mario Santí es “un instrumento de justicia que se ejecuta a través de la reparación de la injuria o la corrección de una falta…Todo proceso restitutivo tiene una lógica por la cual el castigo siempre excede al crimen; restituir significa o bien devolver más de lo que se extrajo o bien devolver otra cosa nunca lo mismo” (220). A Sor Juana le fue robada la libertad, la restitución sería el acto del conocimiento.

A partir de este móvil Sor Juana esboza varias teorías de cómo ella ve el conocimiento y el estudio. En la Respuesta podemos ver una teoría del conocimiento trazada en base a esta sed de conocer. Ella plantea la interdisciplinariedad del saber, donde cada ciencia y arte nos acerca a la “Ciencia en que se incluyen todas las ciencias” que sería la Teología. La comprensión, para Sor Juana, no se puede limitar a una rama de pensamiento, pues todas las disciplinas son parte del mismo conocimiento y de él provienen. Para la Fénix9, el entendimiento es una propiedad del universo como la huella de Dios, así desde una perspectiva agustina todo lo que es proviene de Dios, todo lo que es, en Sor Juana, es una posibilidad de conocer. “Todas las cosas salen de Dios, que es el centro a un tiempo y la circunferencia de donde salen y donde paran todas las líneas criadas” (Juana Inés de la Cruz 833).

La Fénix, entonces, plantea dos teorías de Dios en la carta Atenagórica y en la Respuesta que son fundamentales para entender su propuesta. Primero, que de Dios salen todas las cosas, por lo tanto todas guardan la huella divina inscrita en ellas y entonces son fuente de conocimiento, y segundo, que Dios es un ser que se dedica a la contemplación de sus criaturas, ya que evita hacerles beneficios o reprensiones, su infinito amor se manifiesta en el acto mismo de la contemplación de su creación, “los ojos de Dios contemplan toda la tierra” (2 Crónicas 1.9), y por lo tanto la tierra guarda la mirada divina, el reconocimiento del Padre. Es así que la marca del Divino Amor es el conocimiento y el reconocimiento y se encuentra en todo lo que él ha creado. “El acto de la contemplación y la consecuente conceptualización del mundo interior o exterior como espectáculo y fiesta de la forma, es parte de un esfuerzo por comprender y comprender la materialidad circundante” (Moraña VII). Es importante mencionar que para la Fénix, la sabiduría va de lado con la pureza del alma (839), la sabiduría es un acto moral, un alma impura sería incapaz de comprender, conceptualizar y contemplar el conocimiento que es huella de Dios.

Así,  ella reviste la imagen de la sabiduría o el conocimiento con la imagen del Cristo crucificado. Sólo el más puro, el Dios hecho carne, es el más sabio, por eso la corona de espinas en la cabeza porque es la cabeza la que guarda el conocimiento y son las espinas símbolo de daño y persecución, “la sagrada cabeza de Cristo y aquel divino cerebro eran depósito de la sabiduría; y cerebro sabio en el mundo no basta con que esté escarnecido, ha de estar también lastimado y maltratado; cabeza que es erario de sabiduría no espere otra corona que de espinas” (Juana Inés de la Cruz 836) y añade “me han perseguido por amar la sabiduría”(837).  


Entonces se produce el quiebre, el impacto de la luz cuando, en la Respuesta a Sor Filotea de la Cruz, se explican las diversas coronas que se les ponía a los héroes romanos según sus hazañas.  Y Ella, Sor Juana Inés de la Cruz, se pregunta qué corona le tocó a Cristo y se responde “la más honrosa … se llamaba obsidional de obsidio, que quiere decir cerco; la cual no se hacía de oro ni plata, sino de la misma grama o yerba…y como la hazaña de Cristo fue hacer levantar el cerco al príncipe de las tinieblas …lo coronaron… con el fruto natural del mundo que fue el campo de la lid, el cual después de la maldición… no producía otra cosa que espinas … porque es el triunfo del sabio obtenido con dolor y celebrado con llanto… los otros sabios … entiendan que no han de aspirar a otro honor”(836).  

En honor a eso hemos dedicado estas palabras que no son otra cosa que un reconocimiento a la sabiduría, al amor y al deseo de saber, a la libertad de poder ejercer la búsqueda del conocimiento, que siempre nos parecerá un misterio, una hazaña digna como la de alcanzar el sol, o callar10.


Referencias al pie

1 El obispo le confiere este título a la Crisis de un Sermón en la portada del folleto que hizo publicar en Puebla a finales de noviembre de 1690. Véase Emil Volek “La señora y la ilustre fregona”, en Sor Juana Inés de la Cruz y sus contemporáneos.  
2 Hacemos hincapié en esto, pues en la época de Sor Juana, el ensayo era lo que ahora conocemos como sermón, es así, que la mujer estaba vedada de la práctica ensayística, sólo podía ejercer la crítica del ensayo. Con respecto a este tópico,  es interesante ver que el sermón también ha sido encontrado en la Respuesta, por Beatriz Colombi en su artículo: “La respuesta y sus vestidos: Tipos discursivos y redes de poder en la Respuesta a Sor Filotea”, en la Revista Mora, Revista del Área Interdisciplinaria de Estudios de la Mujer.
3 El silencio del que hablamos está relacionado con el planteamiento de Josefina Ludmer sobre el “saber, decir y no” en su artículo Tretas del débil.
4 El silencio también es un personaje importante en su poema más conocido, Primero Sueño. Harpócrates o el silencio será el que apertura el sueño o el viaje del conocimiento. El silencio lleva inscrito en sí mismo, la posibilidad del estudio, la des-jerarquización del poder y la sabiduría en el poema.
5 El sermón del padre Antonio de Vieyra fue pronunciado en la capilla real de Lisboa en 1650, aún antes de que Sor Juana naciera, la crítica es escrita por la monja 40 años después en 1690. Entonces, lo peligroso de la Carta Atenagórica, más allá de la maestría con que Sor Juana refuta los planteamientos de Vieyra, es la osadía de esta mujer para construir las bases de un planteamiento propio que derrumbaría uno de los pilares eclesiásticos  más importantes como es la obediencia.  
6 Ver Masa y Poder de Elias Canetti.
7 Ver la posición antagónica  de Giordano Bruno y Pascal que describe Paz en Las Trampas de la fe, también descrita por Borges en La esfera de Pascal.
8 Esta misma cita la usa Sor Juana Inés de la Cruz en su Respuesta.
9 Borges en su obra “El libro de los seres imaginarios” habla del Ave Fénix como espejo o imagen del universo. Nos parece interesante relacionar esta idea con el apelativo que escogieron los intelectuales para sor Juana “La Fénix de México”.
10 La Mujer aprenda en silencio, siendo este lugar más a favor que en contra de las mujeres, pues manda que aprendan, y mientras aprenden claro está que es necesario que callen”. Respuesta a Sor Filotea de la Cruz.

Bibliografía


A.A.V.V. La Biblia Latinoamericana. Madrid: Editorial Verbo Divino, 1972.
BORGES, Jorge Luis. El libro de los seres imaginarios. Editorial Destino: Barcelona, 2007
…………………..…..Siete Noches. Fondo de Cultura Económica. Argentina, 1980.
……………………… Nueva antología personal. Barcelona: Editorial Bruguera, 1980
CANETTI, Elías. Masa y Poder. España: Galaxia Gutemberg, 2001.
COLOMBI, Beatriz. “La respuesta y sus vestidos: Tipos discursivos y redes de poder en la Respuesta a Sor Filotea”. En Mora, Revista del Área Interdisciplinaria de Estudios de la Mujer. Buenos Aires 1996.
JUANA INÉS DE LA CRUZ, Sor. Obras Completas. México: Editorial Porrúa, 2004.
LUDMER, Josefina. “Tretas del débil”. En La Sartén por el mango, Encuentro de escritores latinoamericanos, Puerto Rico: Ed. El huracán, 1984.
MARIO SANTÍ, Enrico. “Sor Juana, Octavio Paz y la Poética de la Restitución”. En La literatura novohispana. Revisión crítica y propuestas metodológicas. Año, 1994; pp. 217- 230
MORAÑA, Mabel. Barroco y “Conciencia Criolla en Hispanoamérica”
En Revista de Crítica Literaria Latinoamericana. Año XIV, N°  28, Lima, 2do. Semestre de 1988; pp. 229- 251
PAZ, Octavio. Sor Juana Inés de la Cruz o Las Trampas de la Fe. México: Fondo de Cultura Económica de México, 2004.
PERELMUTER, Rosa. “La estructura retórica de la Respuesta a Sor Filotea” En Hispanic Review, vol, 51, primavera de 1983, N°  2.
VOLEK, Emil. “La señora y la ilustre fregona: las trampas de comunicación, teología y poder entre Sor Filotea y Sor Juana”. En Sor Juana Inés de la Cruz y sus contemporáneos, ed. Margo Glantz. México: Universidad Nacional Autónoma de México y Centro de Estudios de Historia de México Condumex, 1998; pp.333 -357.


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